martes, 18 de marzo de 2014

Ensayo sobre el concepto Amor. Parte 1


Para entender correctamente este ensayo hay que tomar como premisa que ninguna de las partes es mejor que otra ni definitiva, al igual que hay millones de matices que pueden hacer inexacta cualquier parte del ensayo.

Parte 1: Amor literario

        Esta parte viene fuertemente definida por la inexperiencia y las ganas de correr. Al igual que los niños creen en Papa Noel o los creyentes pueden aferrarse firmemente en su fé, los amantes inexpertos creen en el amor como en un concepto literario. Historias perfectamente hiladas donde todo sucede por una causa y donde todo desprende una epicidad digna de novela.

         Lo cierto es que esta inexperiencia (y si, repito la misma palabra con intención de dejar claro el concepto) hace pensar que aunque nunca se haya experimentado nada parecido al amor somos completamente expertos en esta materia. Hemos leído libros, hemos visto películas…. El chico siempre se lleva a la chica, el cadillac rojo esperándolos en la puerta y todas esas mierdas.

         Más que creer queremos creer, pensamos que creemos, nos deleitamos dando lecciones a gente igual que perdida que nosotros. El amor literario es una parte dulce, llena de promesas vacías que repetimos hasta creernoslas. No muy larga y que acaba con el primer tortazo de realidad, con la primera lección de madurez.




domingo, 9 de marzo de 2014

Cine y palomitas


     No somos héroes ni villanos. Personajes de ficción movidos por una trama, por algún motivo a revelar en un desenlace cerrado. No habrá escenas a cámara lenta ni canciones a medida para finalizar un plano corto que muera con un fundido en negro.

     No somos héroes ni villanos, sólo esquivamos balas que nos dispara el karma a quemarropa, sólo esperamos una carta mejor en la siguiente mano, un poco de suerte a altas horas de madrugada.




     No somos ni héroes ni villanos, por mucho que nos empeñemos en ver cine hasta caer dormidos.

domingo, 2 de marzo de 2014

Tanques Rusos

    Advertido de que incluso en casa uno a veces se siente sólo. Tanques rusos invadiendo la plaza ocupan la primera plana del orden del día en un mundo que parece más y más loco por momentos. Destellos rojos de luz sobre el agua que salpica la ventana y el humo de un cigarro que asciende lento, bailando sin ningún tipo de prisa, sin ningún tipo de orden sobre cuidad cubierta de niebla, dejando ver,aún menos, lo poco que se puede intuir de ella, de su extraña gente.

    Afinar las cuerdas con decisión y seguir adelante, concepto tan valido a la hora de preparar el instrumento como a la hora de continuar con la tarde. El mundo se mueve por dinero, por  el interés de gente que jamás te pondrá cara, y nos molestamos, curioso cuando las personas siguen principios calcados. 

    Afinados buscamos en el repertorio algo de principios, algo de color. Aún así es difícil trabajar con una paleta monocromática. Nos faltan ganas de creer en lo que pensamos, nos falta valor. 

    Comienza el baile y no me preocupan ni tanques invadiendo ninguna capital europea, ni el sufrimiento de gente anónima a las que no acertaría a ponerles cara. Comienza el baile y lo importante es bailar, ni la música,ni las ganas, ni incluso el orden, al igual que el humo que se escapa de mi cigarro. Lo importante es seguir bailando.