lunes, 15 de septiembre de 2014

Una gradación perfecta



          La culpa no la tuviste tu, la tuvieron todos aquellos versos que te escribí, todas las canciones. La tiene tu olor, que aún se resiste a abandonar mis manos. La tienen todas y cada una de aquellas caricias con las que encontrábamos la calma.





La culpa no la tuviste tu, la tuvo tu sonrisa y aquella forma de mirar.














Jugando con retórica para emular a los maestros, tomando palabras prestadas a punta de navaja y borrando aquel recuerdo en una única gradación perfecta  que, finalmente, te convierta en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada...


No hay comentarios:

Publicar un comentario