El peligro de sangrar tinta reside en hacernos creer
[vivos por un momento.
Que disponemos de un revolver para disparar versos
de seis en seis por tanda, con una cadencia vertiginosa.
Que siempre hay un modo de hacer valer
[nuestra propia justicia.
Decididí aprender a odiar todas tus virtudes
de la misma forma en que me doctoré en
[ amar todos y cada uno tus defectos.
No quedan para ti palabras bonitas
como un "te odio" susurrado a quemarropa,
como un "adiós"
[que espera que no vuelvas.
Y es que, en el fondo,
lo más cruel que siempre supe hacer es haberme creído
[todas mis mentiras,
creerme todos mis "te quiero".
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